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Discurso del Rector en la Clausura del Curso 2020-2021

Excma. Vicerrectora de Centros y Departamentos UCM: Dña. Carmen Nieto Zayas

Delegada de la UCM en RCU: Dña. Mónica Fuentes Naharro

Sra. Concejal-delegada de Educación de san Lorenzo de El Escorial: Dña. Mirian Contreras Robledo

Delegado de Patrimonio Nacional: Sr. D. Manuel Terrón Bermúdez

  1. R. P. Provincial Domingo Amigo González, OSA. Provincia Agustiniana de san Juan de Sahagún de España.
  2. R. P. Superior General Agustín Devesa del Prado, OMD. Provincia Mercedaria Descalza.
  3. R. P. Prepósito Jorge Iván Ruiz Cortizo, SchP. Provincia Escolapia de Betania.

 

Queridos profesores y alumnos:

Hemos llevado adelante la vida académica, correspondiente al curso 2020-2021, alterado por los acontecimientos que hemos venido padeciendo ya hace más de un año, desde casi el segundo cuatrimestre del curso anterior, presidido por la incertidumbre, la tristeza y el gran dolor de nuestras vidas. Seguramente el confinamiento sufrido, el colapso sanitario padecido y el desastre asumido, del fallecimiento de tantas personas, familiares, amigos, conocidos, vecinos, compañeros de trabajo, sin duda, han violentado nuestra sosegada y apacible existencia. Esta situación nos ha marcado, creo yo, nuestra propia existencia y devenir personal. Estimo que se trata, sin duda, de un hito histórico que marcará definitivamente el quehacer de nuestra sociedad. Ante este desastre personal, social, emocional, económico, cultural y humano, uno se puede preguntar: ¿Dónde está Dios?

A finales del siglo XV y principios del siglo XVI, la fuerza del Renacimiento en Europa, resalta una nueva civilización que se asentará sobre dos pilares: recuperación de la antigüedad clásica y el pensamiento humanista. Tal humanismo es la clave preparatoria para el comienzo del Renacimiento. Su origen se halla en la filosofía humanista como el decisivo motor que llevará la transformación del pensamiento del medievo a la nueva realidad de la reflexión moderna. De la concepción teocéntrica medieval se pasó al hecho del humanismo renacentista que reconoce una concepción antropocéntrica en la que la visión del hombre se orientará de lo trascendente a lo inmanente. Su fuerza se desarrollará en lo humano y lo que le concierne como hombre, su mundanidad, el apego a la existencia, su visión de la cultura clásica, las artes, la filosofía, el razonamiento que se enmarca, aún dentro del cristianismo, como la llegada de la secularidad. La Europa emergente iba a conseguir lo característico para su propia identidad. Sobre la base de un pasado ya remoto, pero adecuado a sus nuevos intereses y preocupaciones, llevaría adelante los grandes propósitos de futuro, de la actividad política; las transacciones económicas y comerciales; el avance de la cultura; la especulación filosófica; la fuerza de la oratoria; la elocuencia; la poesía; la filosofía moral; los economistas moralistas; la segunda escolástica; la misma historia. Todo era percibido como el máximo modelo para quienes aprenden el arte de gobernar, de realizar la guerra, de crear las obras artísticas, de tal manera que la mayor profundidad del estudio del mundo greco-romano se convirtiese en la fuerza y motor cultural. Por eso el pivote se encontraba en la educación que facilitó el contacto con el mundo antiguo, que traería a su vez el enriquecimiento del presente y una nueva ventana abierta al futuro. Sería el humanismo cristiano, representado por Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Luis Vives. Por eso, Dios seguía presente en la existencia del hombre, en nuestra vida, en el entorno cultural del pensamiento, en la historia: ayer, hoy y mañana.

Posiblemente nos encontremos ante un cambio de época, esto se ha manifestado en distintas ocasiones, como en el atentado de las Torres gemelas de New York de 11 de septiembre de 2001; los conflictos de la llamada Primavera árabe y el terrorismo yihadista del DAEHS en el año 2010 y la actual pandemia del COVID desde el 2019 que parece remitir. Es muy probable que sea el acontecimiento más decisivo para dicho cambio. Los tres son de gran influencia mundial, pero quizá sea este último es más duro, dañino y planetario. Todo esto, ¿en qué nos afecta a nosotros? Pues son tres las generaciones que nos unimos ante esta depravada situación: Se encuentran afectados, en primer lugar, los más jóvenes, los estudiantes de nuestro Real Centro Universitario, en lo que corresponde a Derecho, ADE, Teología, Máster para el ejercicio de la abogacía y Quiropráctica. Se van a enfrentar a la precariedad del trabajo y las escasas oportunidades que pueden llevarse por delante sus carreras profesionales en un futuro a medio plazo. Iniciar los estudios después de un periodo de fuerte crisis, puede suponer una remuneración más baja, posterior a la graduación. Esto no es nuevo pues se vivió en nuestro país en la famosa década de los ochenta del siglo pasado. ¿Qué se puede hacer? Creo que el mejor camino es la formación. La dispersa multiplicidad de disciplinas, se puede mantener hoy en día unida, mediante la organización técnica de las Universidades y las Facultades y, además, conservan una significación por la finalidad práctica de las especialidades. Por eso es necesario también procurar la autoformación y la formación continua. En vuestro caso la mayor capacidad de conocimientos, la acertada sintonía con la especialización y consiguiente preparación profesional os llevará a cuotas de marcada excelencia y calidad siempre mejorables.

En segundo lugar, los de mediana edad que son aquellos que les ha sobrevenido los cambios del funcionamiento del sistema; del actual modelo y del paradigma del futuro con diversos anclajes, que no siempre se mantienen; que necesariamente deberán transformarse para una adecuada puesta a punto; una acentuada búsqueda de un trabajo más eficiente y audaz; la mayor precisión de la sociedad universitaria; las leyes provenientes de la reforma universitaria que trajo consigo el Plan Bolonia; la innovación que ha supuesto una nueva y positiva adaptación y renovación de los claustros académicos. La obligatoriedad y las exigencias legales han puesto sobre la mesa la formación obligatoria y precisa del grado de doctorado para seguir dando clases y la acreditación necesaria otorgada por la ANECA para los grados civiles y la del AVEPRO para los eclesiásticos, conforma un nuevo panorama de las enseñanzas universitarias. Esto ya viene desde el año 2008 y la progresiva implantación del plan Bolonia, al que todos nos tuvimos que someter. Supongo que los cambios han de ser para mejor y creo que es cuestión de querer llevar adelante nuestro sistema académico y la mejora profesional. Las entrevistas personales, especialmente de los profesores más jóvenes, se ha desarrollado claramente con una aceptación plena de las precisas actuaciones de futuro, con gran responsabilidad y acierto por su parte. El actual rectorado hará todo lo que esté en su mano para que se implemente definitivamente.

En tercer lugar, los profesores más veteranos, con posibles prejubilaciones, o con un recorrido menor por su edad cercana a la jubilación, tienen ya otras consideraciones respecto a la educación. Ellos han recorrido el amplio tiempo dedicado a la formación y con gran cariño y dedicación. Podría recordar a muchos de ellos, pero no nombraré a ninguno, no sea que se me quede alguien en el tintero de la memoria y me olvide de alguno, aunque los lleve a todos en mi corazón. Son muchos los años de docencia recibida y por mi pensamiento desfilan extraordinarios profesores que he tenido, en Empresas, Filosofía, Teología, Doctrina Social, Derecho, Protocolo y Relaciones Institucionales.

Un reto nuevo que se nos vino encima, fue el trabajo en remoto o a distancia, donde las clases había que dictarlas por los nuevos medios informáticos y tecnológicos que el progreso había puesto en nuestras manos. Fue difícil su implantación durante el curso 2019-2020 pero la decisión y la apuesta mayoritaria del claustro académico hizo posible que el curso siguiera en marcha, tanto en RCU como en el CTSA. Como todo cambio, esta situación generó alguna oposición y resistencia al mismo, que fue gestionada por el equipo de dirección dando una respuesta firme mediante una política de información y aplicación de los protocolos establecidos frente a cualquier situación sobrevenida, evitando causar alarmas innecesarias y cumpliendo escrupulosamente con las directrices establecidas por las autoridades competentes.

Respecto a los profesores y a los alumnos en general, si leyeron el discurso de inauguración del actual curso, para algunos fue presencial y para otros lo pudieron seguir por la página WEB, ya adelantaba líneas de actuación en el marco de un nuevo plan estratégico para el Centro de Estudios Superiores del Escorial-María Cristina. Estábamos en una situación muy crítica en los distintos sectores que lo componen: académico, administrativo, económico, financiero, y así fue cómo me lo hicieron saber las autoridades de la UCM y de la nueva Provincia religiosa agustiniana. De ahí la necesidad y el compromiso de elaborar un plan estratégico para la institución que incluyese los principales ejes estratégicos para desarrollar, como el modelo de universidad, la estructura de gobierno, la oferta académica, el personal docente, o la internacionalización, entre otros. Se han tenido que acometer cuestiones que afectan a las personas, a su trabajo que por delicadas que fuesen había que afrontarlas, pues de lo contrario hubiese sido mucho peor, en el futuro más inmediato. Pudiera ser que aspectos económicos que fuesen válidos anteriormente, con otras administraciones, hoy resultaban extraños, muy difíciles de comprender y sobre todo con unas desigualdades imposibles de mantener. Nos parecía poco ortodoxo tal situación y hemos llevado adelante una clara política de trasparencia y lealtad con los representantes de los trabajadores, según la normativa legal vigente, a los que se les ha informado rigurosa y detalladamente de la situación real, académica, financiera y administrativa. La entidad que conforma al RCU Escorial María Cristina y el CTSA, pertenecen a la Provincia de san Juan de Sahagún de la Orden de san Agustín de España. Llevamos 129 años al servicio de la educación superior universitaria en esta casa de la Compaña, bajo el auspicio y voluntad de la Reina regente María Cristina de Habsburgo y Lorena en sus inicios, y bajo el protectorado de la Corona de España hasta la actualidad, y lo seguiremos haciendo en el futuro porque por voluntad de los agustinos así lo hemos visto, querido y decidido. Todos tenemos que poner de nuestra parte, para poder llegar a buen puerto y augurar una buena travesía, a pesar de los peligros que se ciernen en los mares cuando se desatan tempestades, temporales y las famosa galernas. Seguro que entre todos lo conseguiremos. Otro de los aspectos que debemos tener en cuenta es que, al ser un Centro, más pequeño de lo habitual, de marcado carácter confesional católico, a partir del próximo curso deseo mantener una relación más fluida con el profesorado, pues las circunstancias de este curso, en el inicio de mi mandato, no han sido las mejores, pero eso no debe llevarnos al desánimo sino todo lo contrario. La buena marcha del profesorado es fundamental, así como la conexión con los alumnos. Somos los profesores los responsables de su preparación y así nos lo demandan sus familias, que han considerado oportuno tenerlos en nuestro Centro universitario. De otro lado, para con los alumnos, que a la gran mayoría los conozco por las respectivas clases, siempre ha habido la conexión inmediata; el dialogo abierto y sincero; el sentido de la colaboración al máximo; la escucha de sus demandas y deseos que se han hecho realidad, en la medida que ha sido viables. Mi puerta siempre ha estado abierta y a ella habéis llamado tanto profesores como alumnos cuando habéis tenido problemas, habiendo encontrado siempre una mano tendida para su solución. Muchas gracias, tanto a unos como otros, por vuestra confianza, sinceridad, participación, amabilidad y consideración.

En cuanto al futuro se nos proyecta una serie de grandes desafíos. Entre ellos podemos destacar:

Primero: la respuesta que tenemos que dar ante la realidad que hemos padecido del COVID19, con unas cifras de fallecidos que superan los 80.000 oficiales, pero armonizando las defunciones en el mismo periodo de año anterior, respecto al actual la cifra supera desgraciadamente a más de 100.000, según el INE. Nunca hemos sufrido una crisis de tamaña proporción, si exceptuamos el lamentable episodio de nuestra Guerra Civil de 1936-1939. La respuesta al COVID19 ha de ser lo más coordinada posible, dentro de nuestro entorno político europeo, manifestando que está en juego la idea de Europa, como lo creyeron sus fundadores, después de la Segunda Guerra Mundial. El tema de la vacuna es esencial en cuanto a su disponibilidad, colaboración internacional, el desarrollo y ética en su acceso equitativo, etc. También su mantenimiento, distribución y por supuesto, el precio asumible. La cooperación y la gobernanza son fundamentales.

Segundo: está representado por la movilidad que debe ser segura en términos de salud pública. Para ello, es preciso, una serie de criterios claros, comunes, y sobre todo coordinados, que facilitarían el turismo, el transporte y los desplazamientos necesarios para el desarrollo normal de la vida política, económica, social, cultural y educativa del país. Por tanto, es preciso la recuperación del sector terciario con los servicios de las aerolíneas para un incremento sustancial de las partidas provenientes del turismo de calidad, en todos sus aspectos y ámbitos. Su puesta en marcha por la Comisión Europea se orientaba a una programación común de los países miembros de la Unión, aunque los acontecimientos que sucedieron con una pandemia sustentada por oleadas sucesivas, la incertidumbre plena manifestada con las sorpresas de la infección sufridas en Europa, rompía los esquemas de colaboración intergubernamental y llevando, a veces, a las respuestas nacionales. En un futuro será necesario una mayor digitalización y aplicación tecnológica de la inmensa mayoría de las actividades económicas, si no queremos perder el tren de la vigente revolución.

Tercero: el PIB bajó en España durante el año pasado un 11,6% según datos oficiales, ofecidos por el Banco de España. El déficit público nos situaría en un 10,9%. La deuda pública llegaría al 120,6%, en 2020 con tendencia a incrementarse en los próximos años, del 120,8% en 2021, bajando al 118,4% del PIB en el año 2022. En conjunto el PIB español no se recuperaría a los niveles anteriores de la crisis sanitaria hasta finales de 2023, en las mejores expectativas. La recuperación de la economía tardará en generar nuevos puestos de trabajo, augurando una tasa de paro en términos de EPA del 16,5% en el año 2020 y que aumente hasta el 17% en 2021, antes de emprender una senda de mejora desde 2022, cuando bajaría al 15,5%. Por otra parte, el déficit previsto de las administraciones rondará el 11,5% en el 2020 por el incremento del gasto público y el desplome de la recaudación. En 2021, Funcas, Fundación de las Cajas de Ahorro, calcula que el déficit bajaría hasta el 8,6% del PIB, si bien crecería en términos estructurales, y el desfase todavía podría alcanzar el 5,5% en 2022, año el que la política fiscal seguirá siendo expansiva. Todo esto en función de la duración efectiva de la pandemia y de sus posibles rebrotes. La nueva economía, en la que estamos inmersos, necesita de una mayor productividad que genere mayor capacidad para reducir las desigualdades actuales.

Ante esto, nadie debe quedarse atrás. Además, la línea de trabajo para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible y la agenda 2030 es determinante para la erradicación de la pobreza y el hambre que se ha ralentizado por los efectos de la pandemia del COVID19, siendo los más vulnerables, sin duda, los más afectados. Para ello, nuestra propuesta para una salida satisfactoria de esta crisis sin precedentes es cohesionar el empleo y la apuesta decidida por la Universidad. En cuanto al primero debemos apostar como sociedad por la generación de empleo digno, puesto que es uno de los problemas que presenta nuestra sociedad. Ha de ser un empleo estable e inclusivo. Si antes la progresiva adaptación a las nuevas tecnologías era una marcada tendencia, hoy se ha convertido en una urgencia, dado que los procesos de cambio se han acelerado por la situación derivada de la pandemia mundial. Respecto a la segunda, los estudios universitarios son la apropiada protección frente al mismo desempleo. Es necesario el incremento de la movilidad internacional y para ello se establecerán los medios previstos para incrementar las relaciones con otras universidades que tiene la Orden Agustiniana en el mundo como el Instituto Patrístico en Roma (Italia), Villanova en Filadelfia (Pennsylvania) EE.EE., Unicervantes de Bogotá (Colombia) y la de Illo-Illo en Manila (Filipinas). La tecnología posee una gran potencialidad para mejorar el aprendizaje de los alumnos y en ese camino es determinante la formación del profesorado. Por eso este debe participar en las líneas de trabajo, proyectos de investigación, publicaciones, desde una formación permanente actualizada y dichas líneas son de obligado cumplimiento. Si queremos una universidad excelente, la calidad de profesorado ha de ser óptima.

Iniciamos una nueva etapa en el RCU Escorial-María Cristina, en la que vamos a afrontar grandes y motivadores retos, que implican la transformación de unas estructuras y modelos referenciados en siglos pasados, en un modelo de organización referente del siglo XXI. Presumimos con orgullo de 129 años de historia de Estudios Superiores, y nos proponemos consolidar las estructuras que nos permitan afrontar otros tantos, con nuevos proyectos, nuevas titulaciones, y nuevas alianzas que vuelvan a situar al RCU Escorial María Cristina en el lugar que le corresponde.

Muchas gracias por todo el trabajo desarrollado por el equipo del rectorado, a los decanos, a los profesores por su esfuerzo, a los que se jubilan y a los alumnos por su rendimiento, en un curso tan atípico como el que clausuramos hoy. Al personal de la administración y de servicios por su entrega, generosidad y adaptarse a una nueva situación debido a los cambios operados durante el actual curso académico. Por supuesto también a los alumnos que culminan sus estudios entre nosotros, este curso y el anterior, y a los que se incorporaron, a pesar de las dudas que pesaban sobre nuestro horizonte social.  A todos, muchas gracias.

Laudetur Iesus Christus

Enrique Somavilla Rodríguez, OSA

Director del Centro Teológico San Agustín

Rector del Real Centro Universitario Escorial-María Cristina

San Lorenzo de El Escorial, 12 de junio de 2021